Condenados al abismo de crecer
como rastrojos entre campos verdes,
no es el humedal lo que molesta
es la vida que va expulsando sus heces,
retornando se nos van los minutos que nos quedan;
esta bien madurar , pero no podrirse en la higuera.
Sucumbidos a la ambiguedad , no alcanzan mayor alternativa,
categoricamente la mía queda dicha y puesta en desdicha:
ocultarse la fez , a ambos lados la perspectiva,
centrar la concentración y mirada en una sonrisa ilusionada
y dejarse caer , sin caer en las llamas, que queman los verdes prados
que una y otra vez reclaman estas tierras de nadie,
que no se hace querer,
Y volver a echar raices donde nadie nos quiera
donde el frio no hiera , y donde el hielo congele las ganas de hacer;
sera el lugar donde menos nos duela sumergirnos en arena
y sera allí donde volvamos a comprender:
-que para hacer leña de arbol caído
es mejor quemar en la hoguera y de cenizas renacer-