Saborea, aquellos pictóricos recuerdos
para que no caigan en pasto del olvido;
son el élixir de una inquietante juventud,
el principio de un fatídico destino.
Desorienta aquellos pensamientos
que anhidan en tu sinalagmática mente;
que fluyen de forma heraclita
con los desidios de la suerte.
No concibas más dificultad
que dificultarte a ti mismo,
que no te entristezca la soledad
si aún no te has encontrado a ti mismo.
Deslumbra con tu fuego entre las llamaradas,
no importunes los instantaneos momentos
o no vendran a rendirle cuentas a nadie,
y recuerda...
..retrocede a vasos lejanos
risas cercanas, amantes, hermanos...
...recuerda el despertar hiriente
recuerda el dolor de bárriga
al reirte de madrugada....
recuerdate, realmente no has cambiado.
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