No le duele la fuerte opresíón del "fatum",
solo sufre de aquellos tiempos llanos sin recorrer,
vacila a sus colegas creyendo que puede volar
pero no cree en ello, tampoco en el _mar.
Corrige sus errores con golpes de pecho
y remedia sus heridas con vino añejo
pues sabe que la soledad se sirve en vaso pequeño.
Tocando con sus dedos una dulce melodía,
acorde a sus acordes relata la sinfonía
que no trata de música sino de vida.
Vendera si hace falta su alegría
y se quedara con la brevedad de la calma
por verla sonriente todo el día
aunque termine muriendo al alba...como todos los días.
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